martes, 27 de enero de 2015

BURROS DE EXCURSIÓN

Hace unas semanas, estuvimos de viaje en La Quintana de la Foncalada (Argüero, Villaviciosa). Allí Severino y Danielle tienen su casa rural de agroturismo, taller de cerámica, granja ecológica, museo del Asturcón… Un lugar multifacético, creativo e inspirador, difícil de describir en unas líneas. Muy recomendable, por cierto!

El caso es que allí nos dieron muy buenos consejos sobre cómo criar mejor a nuestros burros, en cuanto a su alimentación, necesidades físicas, comunicación con ellos, etc. Uno de los cambios que hemos implementado a raíz de sus consejos es sacar a Virutas y a Rosalinda cada fin de semana para pasar un rato de paseo agradable juntos, humanos y burros; para que hagan ejercicio (y de paso nos obliguen a hacerlo nosotros); y para que tengan la experiencia de otros sitios, tipo de terreno, paisajes.


El primer paseo nos encantó. Antes de salir nos preocupaba el hecho de que los burros se quedaran parados y no quisieran seguir, pero al contrario! El "problema" era que querían ir demasiado de prisa. 

La verdad es que cada paso fue un aprendizaje para ellos y para nosotros. Virutas poco a poco entendió que tenía que ir al lado de la persona que lo llevara, y no por delante. Al principio estaban nerviosos al escuchar los pasos de la gente que iba detrás de ellos; los humanos nos alejamos un poco al principio, y los burros fueron mucho más tranquilos. 


Rosalinda siempre es la más inquieta, pero poco a poco se iba acostumbrando al ritmo y a ir con más gente. Se iba parando para comer las hierbas más altas que veía a los lados del camino, aunque intentamos que fuera con la cabeza arriba y que comiera solo al llegar!


El segundo paseo fue todavía más suave, el tiempo siguió acompañándonos y al salir, los burros ya sabían a lo que iban (y que al final les tocaría su chuche, una zanahoria).


En algunos tramos nos costó un poco a todos (burros y humanos) caminar, porque había mucho barro. Pero en otros tramos había piedras, lo que es bueno porque les limpia y pule los cascos.


Tenemos intención de seguir con este programa semanal y de entrenarlos para que, en campamentos, puedan ir de excursión con los niños y llevarles las mochilas. Ya os contaremos más.
De momento, os dejamos algún link interesante que nos dieron en la Quintana de la Foncalada y otros que hemos encontrado:

Esta página web de Lucy Rees es clarísima, introduce la teoría de la doma natural, explica en términos sencillos cómo aprenden los caballos (muchos de los conceptos se pueden aplicar a los burros también), y hay un calendario de cursos 2015.

Slow feeding: se trata de un sistema para alimentar al burro (o caballo) lentamente, para que siempre tenga a disposición heno pero que tenga que comerlo poco a poco. Esto previene problemas digestivos, hace que los burros no coman demasiado y de golpe, y que no se estresen al saber que siempre tienen a disposición heno. En esta página web se explica bastante bien pero nosotros vamos a crear un sistema sencillo con una red de vóley.

Caballos descalzos: movimiento o filosofía, basada en el estudio del caballo, que promueve su desarrollo de manera más parecida a cómo se desarrollaría en estado salvaje, y por supuesto sin herraduras. La página en inglés tiene muchos materiales interesantes, sobre todo la sección “getting along with horses”. Existe también una página española, donde se anuncian cursos de Rafa Caparrós, podólogo equino.

martes, 20 de enero de 2015

CRACKERS DE SEMILLAS

Como mucha gente ya nos ha pedido esta receta, hemos decidido publicarla en el blog para todos. Estos crackers son tan fáciles y rápidos de preparar, como ricos y sanos. Una idea fantástica para un substituto del pan o las tostadas, si no se quiere abusar de harinas y cereales, y para aportar todas las propiedades de las semillas.
Si eres celíaco, puedes preparar una versión sin gluten. Solo tienes que evitar poner avena y usar harina de arroz en vez de la integral.

Ingredientes:

130gr semillas de lino o copos de avena
130gr pipas de calabaza o pipas de girasol
130gr sésamo o amaranto
330gr harina de centeno integral/de arroz/de avena
250ml agua
125ml aceite de oliva virgen extra
2 cucharadas de té de sal fina

Preparación:


Si usamos amaranto, hay que hacerlo explotar antes como si fuera pop-corn. Hacerlo es muy fácil, solo hay que usar una sartén muy caliente, poner la cantidad adecuada de amaranto (dependiendo de lo grande que sea la sartén, yo lo hago en 2 ó 3 tandas), tapar en seguida y mover la sartén para que todos los granos de amaranto la toquen. Tarda solo 1 ó 2 minutos en explotar, aunque quedan granos sin explotar después de 2 minutos mejor sacarlo todo, porque sino se quemarían. Se pueden echar igualmente en los crackers.

En vez de copos de avena, yo le echo lo que me queda de hacer la leche de avena (diríamos que es básicamente salvado de avena, pero muy húmedo). Queda muy bien y le da otra textura!

Mezclar todo en un bol. La cantidad de agua puede variar según el tipo de harina que usemos. Como orientación, la masa debería quedar bastante seca, una textura parecida a esta foto:




De todas formas, si os pasáis de agua no pasa nada grave, simplemente se les dará un poco más de horno.

Repartir la masa en 3 ó 4 bandejas de horno, con papel vegetal en la base (o silicona). 

Yo no tiro el papel después de hacer estos crackers, queda limpio y se puede volver a usar perfectamente.


Poner otro papel vegetal encina y aplastar con un rodillo:  







Hay que dejarlo en una capa fina (justo lo suficiente como para que no se despeguen las pipas más grandes).


Quitar el papel vegetal de arriba y marcar unas líneas con un cuchillo de sierra o un rodillo de pizza (serán las guías para romper los crackers una vez estén listos).


Hornear a 200º durante 10-15 minutos. Pasado este tiempo, romper los crackers siguiendo los cortes y ponerlos en una rejilla para que se sequen.


Si todavía no están del todo hechos, se pueden dejar en el horno apagado y caliente (la señal que están hechos es que hacen “crack” al romperse).





Dejarlos enfriar en rejillas para que pierdan del todo la humedad antes de guardarlas. Duran más de una semana sin problemas.



Se puede variar la proporción de semillas y poner las que tengáis por casa, siempre quedan ricas!









Unas notas sobre algunos de los ingredientes:

El amaranto es un pseudocereal, los granos que se suelen usar son sus semillas.

Tiene el 16% de proteína, superior a la cantidad de proteína que contienen otras plantas como el trigo, el maíz o el arroz; y además es una proteína de muy buena calidad, con buen balance de aminoácidos esenciales (como la lisina). Es de alto valor calórico, carbohidratos, fibras y sales minerales. El grano no tiene gluten, lo que le hace apto para celíacos y para personas que eligen evitar o reducir el gluten de su dieta. También se puede cocer y usar de forma parecida al cus-cus o a la quinoa.



La semilla de lino contiene una sustancia que regula la presión y función arterial. Además, son una fuente riquísima de ácido graso omega-3 y contiene una proporción de fibra superior a cualquier cereal.

Las pipas de calabaza son ricas en vitaminas del gupo B, selenio y zinc, omega-3 y omega-6. Tradicionalmente, se han usado como remedio para combatir las lombrices intestinales, para eliminar la retención de líquidos y contra el exceso de mucosidades del aparato respiratorio.

Las propiedades nutricionales del avena son realmente especiales. Tiene hidratos de carbono de absorción lenta, lo que mantiene la sensación de saciedad durante más tiempo y ayuda a controlar el nivel de glicemia. Aporta vitamina E, B6 y B5, además de muchos minerales como yodo, selenio, manganeso… Facilita el tránsito intestinal y calma las ansias de comer, gracias a la fibra soluble que contiene (los betaglucanos).

lunes, 12 de enero de 2015

CONSTRUCCIÓN BIOCLIMÁTICA

CONSTRUCCIÓN BIOCLIMATICA Y SOLSTICIO DE INVIERNO.
Uno de los factores fundamentales a la hora de diseñar una construcción bioclimática, es la orientación del edificio. Para sacar un rendimiento máximo del poder calefactor del sol, hemos de orientar el edificio completamente al sur y dotarle de grandes ventanales que dejen pasar la luz del sol al interior del edificio.
De esta manera, en invierno podemos aprovechar el sol desde que sale hasta que se pone ya que su trayectoria en el horizonte describe una linea muy baja  y sale por el SE y se pone por el SO (SW). Para ello, la inclinación del tejado se diseña de manera que (como se observa en la imagen de abajo) si  prolongásemos la linea del tejado en el horizonte nos coincida con la posición del sol el día 21 de diciembre (su punto más bajo).
En el lateral de la casa se observa como la sombra que proyecta el sol es casi paralela a la línea del tejado (no se ve totalmente paralela porque la barandilla es perpendicular a la línea del tejado y la sombra hace ese efecto)
En esta otra foto también se aprecia la altura del sol a las 12 hora solar (13 hora del reloj).

Esto hace que desde que sale el sol, hasta que se pone, entre en las habitaciones calentando las paredes que guardan ese calor y lo van desprendiendo poco a poco. (La foto de arriba está realizada a las 12 hora solar y como se ve, incide justo en la pared N de la habitación, aunque se desplaza de IZQ a DCHA a lo largo del día, según avanza el sol de E a O. 


También el salón comedor recibe los rayos del sol a través de grandes ventanales en la zona sur, que aunque son menores que en las habitaciones, ayudan a calentar las estancias y a su iluminación natural, de manera que aunque esté nublado no es necesario dar las luces en el interior del edificio.



El siguiente vídeo está rodado el 21 de diciembre de 2014, un día espléndido de sol pero que amaneció con una helada de 5 bajo cero. No había clientes esos días, así que las habitaciones no disponían de calefacción. Aún así, la temperatura de la habitación (Marruecos, Nº6) era de  23.9º C, a pesar de que la temperatura exterior era de 5,7ºC.
Esta es una zona bastante libre de nieblas y nubes bajas, por lo que este tipo de días son muy frecuentes, de hecho, hoy es 12 de enero y todavía disfrutamos de días soleados aunque muy fríos por la noche. Inviernos así suponen un enorme ahorro energético, por ello, cada día que nos levantamos y vemos el sol, hacemos un "brindis al sol".